Desde 1948, cada 7 de abril se celebra el «Día Mundial de la Salud» para conmemorar la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Cada uno de los 191 países miembros de la OMS lo celebra de diferentes formas, acorde a sus realidades. Todos los años, esta institución, elige un tema de salud específico a fin de destacar un área prioritaria. Para el 2011 la temática es: “La resistencia a los antimicrobianos y su propagación mundial”, donde una adecuada nutrición juega un papel preventivo fundamental.
Más información en: http://www.who.int/mediacentre/events/annual/world_health_day/es/index.html
La Escuela de Nutrición adhiere a esta celebración a través de sus docentes. En esta ocasión compartimos las reflexiones de la Lic. Vilma Cejas.
“Dime lo que comes y te diré cuanta salud tienes”
El modelo de promoción de la salud postula que la salud es una «construcción social» determinada principalmente por una serie de factores heterogéneos como el nivel de ingreso, el nivel educativo, la situación ambiental, entre otros, que son las llamadas condiciones existenciales de vida. Pero también hay otros determinantes que tienen que ver con los comportamientos de los individuos y con los estilos de vida (entre los que se encuentran los hábitos alimentarios, los patrones de consumo de alimentos, las preferencias, la actividad física, etc.), que combinados, crean diferentes condiciones con un claro impacto sobre la salud del hombre.
Para vivir y mantener la salud las personas necesitan ingerir alimentos que les proveen de energía y nutrientes. Las diversas adaptaciones que la especie humana ha desarrollado a lo largo de su evolución le permiten en la actualidad utilizar una amplia gama de alimentos y productos alimenticios. Sin embargo, también es verdad que el hombre no consume todos los alimentos que tiene a su alcance, debido a que su comportamiento alimentario ha estado siempre regulado por factores relacionados directamente con la supervivencia y por otros muchos factores que son principalmente los que determinan la elección y, en definitiva, la instalación de los hábitos alimentarios.
En otras palabras se puede decir que las necesidades alimentarias y nutricionales son iguales para toda la especie humana (independientemente de las circunstancias individuales como lo son la edad, el sexo, la actividad física, la situación biológica en la que se encuentra esa persona, etc.) pero en cada país, cada región, cada colectivo e incluso en cada individuo estas necesidades son cubiertas según los hábitos alimentarios y preferencias de consumo, de manera que estos marcarían la frontera entre lo que el hombre necesita para vivir y puede obtener mediante el comportamiento instintivo, y lo que al hombre le gusta o quiere comer.
Si bien, los hábitos alimentarios son tradicionalmente uno de los factores más estables de toda la herencia sociocultural del hombre, en la actualidad, se vive una época de gran revolución, típica de las sociedades desarrolladas (globalizadas) y los hábitos alimentarios están sufriendo importantes cambios que están reflejando su impacto en el estado de salud del hombre.
Margaret Mead en 1971 define a los hábitos alimentarios como «el comportamiento más o menos consciente, colectivo en la mayoría de los casos y siempre repetitivo que conduce a la gente a seleccionar, preparar y consumir un determinado alimento o menú como una parte más de sus costumbres sociales, culturales y religiosas y que esta influenciado por múltiples factores (socioeconómicos, culturales, geográficos, etc.)».
En el ámbito del hogar la importancia de la influencia de los factores económicos es indiscutible. En general, a medida que aumentan los ingresos, es posible observar una mejora en la calidad nutritiva de la dieta familiar, aún partiendo de situaciones económicamente muy precarias.
Dentro de los factores socioculturales, la tradición es por sí misma un factor muy importante para mantener la identidad cultural y el sentido de pertenencia, ya que el individuo tiende a consumir aquellos alimentos con los que está familiarizado o habituado desde la infancia (característica simbólica de los alimentos). El nivel de urbanización, la composición del hogar (el hecho de vivir solo o la presencia de niños pequeños o adultos mayores), también repercuten en la elección de los alimentos que integran el menú familiar.
En la actualidad, sin temor a equivocarse, se sabe que la publicidad juega un papel crucial a la hora de establecer determinados hábitos alimentarios, debido fundamentalmente a su capacidad para favorecer la difusión, el conocimiento de nuevos alimentos y de generar modas de consumo. Cabe destacar, por ejemplo, la gran facilidad con la que se han introducido nuevos alimentos como los cereales para el desayuno, la gastronomía de otros países, las comidas rápidas, la cocina china o de diversas etnias, o productos alimenticios como el yogur y derivados cuyo consumo se ha multiplicado por 10 en los últimos años.
También durante estos últimos años la industria alimentaria ha desarrollado los denominados “alimentos de diseño”, son esos productos alimenticios recomendados para situaciones especiales de la vida y tienen aplicación terapéutica por sus conocidas propiedades saludables.
Otro factor que cada vez está adquiriendo mayor interés es el de los conocimientos sobre alimentación y nutrición que posee el consumidor y, aunque su influencia, hasta ahora, ha podido ser algunas veces cuestionada, la impronta de la educación alimentaria y nutricional sumada en algunas campañas destinadas a promocionar los estilos de vida saludables han tenido repercusiones muy positivas en aquellos países donde se han realizado.
Por lo dicho, es posible dimensionar que el abordaje de la problemática alimentaria y nutricional de un individuo o comunidad requiere de una perspectiva interdisciplinaria; el educar en temas inherentes a la alimentación y nutrición saludable desde una mirada para el desarrollo integral de las personas requiere de un enfoque que comprenda las condiciones ecológicas, económicas, sociales y culturales que inciden en las familias y comunidades. Actualmente la educación en nutrición no se dirige únicamente a corregir malos hábitos alimentarios o aquellas conductas o factores precursores de enfermedad, sino que más bien se enfoca al proceso de reconocer, rescatar y fortalecer aquellos hábitos y tradiciones alimentarias que poseen cualidades de saludables. Esto posibilita que la respuesta al proceso de aprendizaje sea positiva, es decir, se parte de la posición de enseñar desde la cultura de la salud cuáles son las conductas o factores protectores que ayudan a restaurar la salud y conservarse en un estado saludable.
Todo este campo de la educación alimentaria y nutricional es el espacio de trabajo del Licenciado en Nutrición desde los equipos interdisciplinarios de salud, por ser quien está habilitado por su formación académica y titulo de grado para trabajar ejerciendo entre otras, las siguientes funciones a nivel colectivo:
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Tiene la facultad de asesorar, dirigir y auditar unidades técnicas de alimentación y nutrición en instituciones públicas y privadas. Con la aplicación del método epidemiológico en el estudio de los aspectos nutricionales de fenómenos biológicos, análisis de su evolución y participación del medio ambiente frente a los mismos, proponiendo soluciones que fomenten la salud de la comunidad con énfasis en la Promoción de la Salud desde las actividades de la Atención Primaria de la Salud.
Y a nivel individual, también desde el ámbito publico y privado:
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Tiene la autoridad para impartir consejería alimentaria y nutricional o para elaborar regímenes de alimentación para individuos y comunidades sanas. A partir del manejo de la alimentación racional del ser humano a lo largo de su ciclo vital, considerando los factores fisiológicos, patológicos, económicos, sociales y culturales en la alimentación normal y dietoterápica de individuos y colectividades en los aspectos técnicos, educativos y de investigación.
Por lo aquí presentado, una buena alimentación y nutrición promueve al logro y preservación de la salud. Es un derecho y una obligación de toda persona darle el valor a estos aspectos de la vida. El asesoramiento profesional es una herramienta muy eficaz que se encuentra al alcance de toda la comunidad, de allí la vigencia de la reflexión de inicio: “Dime lo que comes y te diré cuanta salud tienes”.
Autora: Vilma A. Cejas – Lic. en Nutrición
Docente e investigadora – Escuela de Nutrición – Facultad de Ciencias Médicas – Universidad Nacional de Córdoba
Directora de los Proyectos de Voluntariado Universitario “Cuando sea grande quiero ser …¡sano! y “Escuela Saludable” (en ejecución) subsidiados por la Secretaria de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación.
Docente en los Proyectos de Voluntariado Universitario “Los medios audiovisuales innovando en salud” (en ejecución)y “La Universidad se conecta con la Igualdad». Voluntariado y Escuela Secundaria 2.0 (en proceso de evaluación del proyecto), subsidiados por la Secretaria de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación.